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Bilbao (1978)

Bilbao 1978 Bigas Luna Crítica

Bilbao 1978 Bigas Luna Crítica

El pasado sábado murió Bigas Luna. Demasiado pronto: tenía 67 años. Padecía una leucemia que sólo sus más allegados conocían y que no le ha dejado seguir dirigiendo películas. No conozco en profundidad su obra, apenas he visto un par de películas y el resto han sido fragmentos que he ido pillando por la tele. En cualquier caso, he visto lo suficiente como para saber que nunca estará en mi lista de directores favoritos. Ahora bien, con motivo de su muerte he decidido recuperar su segunda película, ‘Bilbao’, que además de gustarme ha servido para borrar definitivamente de mi cabeza la falsa idea de que Bigas Luna sólo era un director de culos y tetas. Es evidente que tenía una mirada libertina y muy particular sobre las historias que contaba, pero banalizarlo de esa manera me parece, cuando menos, injusto.

Bilbao – Bigas Luna. Una crítica de Elcriticon

Es ‘Bilbao’ una película sórdida, en ocasiones desagradable, narrada con una de las atmósferas más enfermizas que he visto nunca en pantalla. Pero nada es gratuito, nada está hecho con la mera intención de provocar. Bigas Luna se sirve de todos los elementos a su alcance para presentarnos el autorretrato de Leo (Àngel Jové), un tipo depresivo que desarrolla una psicopatía cuando se obsesiona con una prostituta conocida con el apodo de Bilbao (Isabel Pisano). Leo piensa en ella a todas horas, hasta el punto de dedicarle un álbum de recortes y de seguirla a todas partes, con el sueño húmedo de poseerla. Ha llegado a pagar por sus servicios y Bilbao le ha correspondido con creces; pero Leo la quiere para él solo, así que trazará un plan que le permita cumplir todas sus fantasías.

El personaje de Leo está construido con bastante más profundidad de la que intuímos en los primeros minutos, ya que poco a poco descubrimos que tanto sus asfixiantes lazos familiares como la mujer con la que comparte techo (María Martín) han influido claramente en su peligrosa conducta, sin que ello suponga una justificación de sus actos. Leo es cerrado y metódico, es decir, comparte los rasgos de otros psicópatas del cine, con la diferencia de que éste se pasea con gabardina por el Paralelo barcelonés y eso le da un punto extra de depravación.

Ver ‘Bilbao’ supone quedar atrapado en la oscura mente de Leo y, un poco a regañadientes, seguir los pasos que le encaminan hacia su obsesión. Hasta detalles que al principio nos parecen monótonos, como la repetitiva banda sonora o la desganada voz en off, terminan por incorporarse a nuestro interior, a un estado de ánimo que de repente notamos agrio y que nos desconcierta. A ello contribuyen, por supuesto, las imágenes captadas por la turbia fotografía de Pedro Aznar, casi todas en primer plano, y que aumentan la sensación malsana que nos invade: raspas de pescado, lavabos mugrientos, cerdos descuartizados y hasta la propia fealdad de los personajes, además de unas escenas de sexo marrano con alguna práctica la mar de morbosa.

No me extraña nada que Bigas Luna tuviera problemas para distribuir ‘Bilbao’ en los cines de una España que aún estaba saliendo del franquismo (si es que alguna vez llegó a salir del todo). Sí pudo, a través de contactos y ayudas personales, presentarla en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes (parece que fuera de plazo, motivo por el que no figura en los catálogos de la época). Ignoro el recibimiento que tuvo, pero no debió de ser malo teniendo en cuenta la posterior carrera de este peculiar cineasta que nos ha dicho adiós demasiado pronto y que deja en el tintero mi esperada adaptación del ‘Mecanoscrit del segon origen’. Espero que quienes cojan el relevo estén a la altura de las circunstancias; por Bigas Luna y, sobre todo, por Manuel de Pedrolo.

Ficha técnica (+)

Título original: ‘Bilbao’. Dirección y guión: Bigas Luna. Reparto: Àngel Jové, María Martín, Isabel Pisano, Maika Thienen, Francisco Falcón, Jordi Torras, Pepita Llunell, Marta Molins, Pep Castelló, Pep Cuxart. Duración: 93 min. País: España.

Otras críticas

“Bigas Luna se ha salido de lo vulgar, de lo trillado, y ha realizado una película hiriente, molesta a ratos, aburrida también, pero distinta e interesante en muchos pasajes” (Hermes, ‘ABC’). (+)

“Obra inquietante hasta la exasperación (…) viene a ser una pesadilla morbosa desarrollada sin ningún tipo de concesión” (Fotogramas). (+)