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El crimen del Sr. Lange (1936)

Para hablar de ‘El crimen del Sr. Lange’ tenemos que situarnos en un contexto concreto; la película se rodó entre octubre y noviembre de 1935, cuando en Francia se estaba gestando una coalición de partidos socialistas, comunistas y radicales que desembocarían en el Frente Popular, futuro ganador de las elecciones parlamentarias de 1936. Era, por tanto, un periodo de gran agitación social y de ideas renovadoras sobre la gestión del poder (¿como ahora?). Jean Renoir, que era un ferviente admirador del socialismo, no perdió la ocasión de aportar su granito de arena llevando al cine una historia concebida en primer lugar por el catalán Joan Castanyer y adaptada después por el poeta de tendencias anarquistas Jacques Prévert.

Así las cosas, ‘El crimen del Sr. Lange’ es lo que suele denominarse “una película hija de su tiempo”. Y también habría que calificarla como una película radical desde el punto de vista ideológico, en tanto que sus autores defienden que incluso un asesinato puede estar justificado si se comete contra alguien que impide la revolución social o el proceso para llegar a la igualdad entre los hombres. Se podrá estar de acuerdo o no con esta tesis, pero no hay duda de que es atractiva. En mi opinión, habría sido mejor jugar con la ambigüedad de la respuesta, porque Renoir cae en un ejercicio de maniqueísmo flagrante; aunque, eso sí, lo hace con una sinceridad y una elegancia a prueba de balas.

Propaganda política

La acción arranca en una pequeña posada junto a la frontera belga. Allí llegan, de incógnito, un escritor llamado Amédée Lange (René Lefèvre) y su amante, Valentine (Fiorelle). Han huido de París tras asesinar al famoso editorialista Batala (Jules Berry). Sus fotos salen en los periódicos, así que los clientes del bar les reconocen enseguida. Sin embargo, Valentine les pide que, antes de entregarles a las autoridades, les dejen explicar los motivos del crimen. Empieza así un largo flashback en el que se explica cómo los trabajadores de la editorial logran salir adelante a pesar del comportamiento déspota de Batala, un auténtico tirano que explotaba sexualmente a las mujeres y robaba las ideas y el dinero a sus empleados.

Como decía, la película es maniquea pero, al mismo tiempo, elegante. Esto sucede porque Renoir tiene la extraordinaria capacidad para poner los diferentes elementos del film (guión, montaje, personajes, banda sonora, diseño de producción, etc.) al servicio de sus ideales.

Cada segundo de metraje rezuma socialismo. El ejemplo más claro es el éxito de los trabajadores en su propósito de mantener abierta la editorial fundando una cooperativa, pero hay otros más sutiles como el patio comunitario en el que se desarrolla gran parte de la acción; los largos planos secuencia donde los personajes se van relevando con harmonía; o el apoyo permanente entre los miembros de la editorial a la hora de superar las tragedias personales. Asimismo, la película transmite una vitalidad contagiosa, una alegría y un optimismo que ni el más odioso y corrupto de los empresarios sería capaz de quebrantar. El talento de Renoir compensa su indisimulado objetivo de ser un vehículo de propaganda política.

CALIFICACIÓN
3 estrellas

Ficha técnica(+)

Título original: ‘Le crime de Monsieur Lange’. Dirección: Jean Renoir. Guión: Jean Renoir y Jacques Prévert, a partir de una historia de Joan Castanyer. Reparto: René Lefèvre, Fiorelle, Jules Berry, Marcel Lévesque, Odette Talazac, Henri Guisol, Maurice Baquet, Jacques B. Brunius, Sylvain Itkine, Marcel Duhamel. Duración: 80 minutos. País: Francia.

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