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El diputado (1978)

El diputado

El diputado

España, 1977. Un año y medio después de la muerte del caudillo, el gobierno de la nación aprueba la legalización del Partido Comunista, que vivía en la clandestinidad desde el final de la Guerra Civil. Es un momento de gran alegría para Roberto Orbea (José Sacristán), que acaba de salir de la cárcel y se postula como nuevo secretario general. Pero en la modélica transición española el franquismo sigue presente: la ultraderecha, ayudada por los grises, quiere reventar el paso a la democracia con extorsión y violencia. Se vive un contexto político y social que para Roberto es doblemente complicado porque mantiene oculta su homosexualidad.

Cine comprometido

A Eloy de la Iglesia no le iban las medias tintas; ‘El diputado’ es cine comprometido, que pone luz en las cloacas de la sociedad, rodado en paralelo a los hechos reales. El director vasco nos recuerda que la democracia no consiste únicamente en sacar las urnas; el objetivo debe ser alcanzar una libertad radical, donde todos podamos pensar, decir y sentir lo que nos dé la gana sin sufrir represalias. Al mismo tiempo, De la Iglesia denuncia la hipocresía de una sociedad que mira hacia otro lado cuando se trata de ayudar a los marginados. Y la verdad, qué poco ha cambiado el panorama en los últimos 40 años.

Otra de las claves de ‘El diputado’ es su acertadísimo retrato de la homosexualidad en los años de la transición. Para empezar, Roberto Orbea es un personaje ambiguo: intachable desde el punto de vista político, pero también alguien que no duda en pagar por acostarse con los chicos que le proporciona Nes (Ángel Pardo), un chulo al que conoció en la cárcel de Carabanchel. Además, De la Iglesia critica ferozmente la idílica homosexualidad fabricada durante siglos por la élite cultural; aquí no hay efebos griegos ni venecianos imberbes (¿has oído, Visconti?), sino personajes y ambientes sórdidos que recuerdan a la coetánea ‘Bilbao’, de Bigas Luna.

Y ya podéis reíros de las películas presuntamente fuertes que han llegado a nuestros cines en los últimos años. En ‘El diputado’ hay desnudos integrales, orgías de coca y un trío que roza el incesto. Es como si De la Iglesia jugara a elevar el límite de nuestra moral, como si nos preguntara una y otra vez: «¿De verdad te crees libre y tolerante? ¿Y ahora?». Sólo así podemos entender el juego en el que entra Carmen (María Luisa San José) cuando conoce al amante de su marido, Juanito (José Luis Alonso). La cuestión no es la credibilidad de esa relación, sino si estamos preparados para asumirla. En todo caso, el director construye un pasado para Juanito y logra evitar la polémica gratuita.

Días de transición

Ver ‘El diputado’ es zambullirse de pleno en unos años agitados, donde un sector de la sociedad se amorró a la libertad recién estrenada y bebió de ella hasta emborracharse (y bien que hicieron). Pero De la Iglesia, con extrema lucidez, también pronostica el futuro desencanto de la España demócrata: a las nuevas generaciones no les importa la política y prefieren la satisfacción personal a la colectiva.

Las canciones de Ana Belén, Víctor Manuel, Georges Moustaki y sobre todo las del cantaor Manuel Gerena (pelos de punta, y eso que no me gusta el flamenco), adornan los momentos más intensos de una historia con montaje dinámico que incluye imágenes documentales de Felipe González, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Manuel Fraga y otros ilustres de la época. El único punto negativo: las mejorables actuaciones de José Sacristán y María Luisa San José, perjudicados por un doblaje que parece añadido a posteriori. Pero en líneas generales ‘El diputado’ es una película valiente, turbadora y muy recomendable para adentrarse en uno de los muchos callejones oscuros de la transición.

CALIFICACIÓN
4,5 estrellas

Ficha técnica(+)

Título original: ‘El diputado’. Dirección: Eloy de la Iglesia. Guión: Eloy de la Iglesia y Gonzalo Goicoechea. Reparto: José Sacristán, María Luisa San José, José Luis Alonso, Enrique Vivó, Agustín González, Queta Claver, Ángel Pardo, Juan Antonio Bardem, Aldo Grilo. Duración: 107 minutos. País: España.

Otras críticas

“El gran tema de la película es la necesidad de la VERDAD. Según recita el propio Roberto en los versos de Luis Cernuda: «Más que verdad de amor, verdad de vida»” (Eva Vázquez de Reoyo, ‘Crónicas de Valhalla’). (+)

“Sexo y política, mezclados en las habituales y generosas dosis de su director, en un pastiche que se caracteriza por una ausencia total de todo tipo de sentido del pudor y del ridículo” (‘Fotogramas’). (+)

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