La palabra más utilizada en las críticas que he leído sobre ‘Dunkerque’ es inmersión. Si uno además tiene la suerte de ver la película en la sala Phenomena de Barcelona, única de España equipada con proyector de 70 milímetros y sonido DTS, la palabra es de uso obligatorio. Christopher Nolan nos agarra por las solapas de nuestro uniforme de soldado raso y nos sumerge en una experiencia llena de tensión, con algunos momentos angustiosos. Sin embargo, aunque su pericia técnica es intachable, el director británico tropieza con la piedra de la empatía, es decir, con la ausencia de dicho sentimiento en lo que se refiere a los personajes. Era una asignatura que parecía haber superado con ‘Interstellar’ (2014), pero esta recaída le puede volver a dejar a las puertas del Oscar.
Es injusto hacer una crítica negativa sobre un aspecto concreto de una película sin aportar razones objetivas, pero es difícil explicar de dónde procede tanta frialdad. Quizá el apabullante espectáculo de Nolan nos distrae del drama que sufren los personajes; quizá no ayude la triple división espacio-temporal de la historia; o quizá, simplemente, estén mal definidos. El propio Nolan parece darse cuenta en un tramo final impostado, con diálogos de cara a la galería que intentan subir unos grados la temperatura emocional. Salvando las distancias, ocurre lo mismo que en las películas de terror: puedes pasar miedo, pero te importa un bledo si los protagonistas se salvan o no.
Hay otras decisiones en las que Nolan se muestra más inspirado. Por ejemplo, y en contra de lo que leo por ahí, creo que la ocultación de los nazis es un gran acierto: que el enemigo no tenga rostro dota de mayor tensión a las escenas, como hizo John Ford en ‘La patrulla fantasma’ (1934) o Steven Spielberg en ‘El diablo sobre ruedas’ (1971). Y otra buena decisión es dejar que la mayoría de escenas se expliquen por sí solas a través de la imagen y el sonido, con pequeños refuerzos de diálogo que equivaldrían a los intertítulos del cine mudo. La fotografía de Hoyte Van Hoytema —tal vez el mejor del mundo en su especialidad— aporta realismo documental, y el sonido de los Stuka descendiendo en picado nos empuja a tirarnos al suelo, taparnos los oídos y rezar por nuestras vidas.
Orgullo y satisfacción
El reparto tiene pocas oportunidades para lucirse, pero cumple con su cometido. Buen debut de Fionn Whitehead, aunque su joven soldado actúe con una sangre fría pelín exagerada para una situación tan extrema. Correcto Barry Keoghan, aunque no acabo de entender su función (¿dar pena?). Cillian Murphy: pues bien, claro. Pero mejor Tom Hardy como piloto justiciero —su entrada en plano tras el caza alemán pone la piel de gallina—, así como un Mark Rylance que retoma el papel de hombre con sentido del deber que le valió el Oscar por ‘El puente de los espías’ (2015). Y aunque no se mueva del espigón, ver a Kenneth Branagh vestido de almirante con las manos a la espalda nos llena de orgullo y satisfacción: transmite más con los ojos que muchos actores con decenas de líneas de diálogo.
Ojalá Hans Zimmer hubiera sido tan contenido como los actores, pero el compositor insiste en los minuteros desbocados y los golpes atronadores de ‘Origen’ (2010). Cuando su música se funde con el ruido de los cazas o las explosiones, funciona. Pero en otras ocasiones resulta molesta por predecible y reiterativa. Con un sonido tan acojonante como el de ‘Dunkerque’, lo ideal habría sido una banda sonora minimalista, que realzara lo justo y necesario. Pero ya sabemos que Zimmer es lo opuesto al minimalismo. Para bien o para mal, es su estilo, a Nolan le encanta, y a estas alturas de su carrera será difícil que cambie. Ha creado una (peligrosa) tendencia a la que ya se han apuntado otros compositores.
No he hablado en esta crítica de los hechos reales de ‘Dunkerque’, en parte porque soy de los que considera que valorar la Historia en una película de ficción es estéril. Esto no es un documental, aunque lo parezca. Como en ‘El Álamo’ de John Wayne (1960), se toman como base unos hechos para transmitir un mensaje; en ‘El Álamo’ era el patriotismo, en ‘Dunkerque’ es la lucha por la supervivencia. Si hace falta defenderé a Nolan por ello hasta la última galaxia de ‘Interstellar’. Pero, aun reconociendo la abrumadora técnica de su cine, donde no puedo defenderlo es en que ‘Dunkerque’ sea emocionante desde el punto de vista humano. Se lo perdonaría de no buscar este objetivo, pero queda claro que lo persigue y deja un regusto agridulce.
CALIFICACIÓN
Ficha técnica(+)
Título original: ‘Dunkirk’. Dirección y guion: Christopher Nolan. Reparto: Fionn Whitehead, Barry Keoghan, Mark Rylance, Tom Hardy, Kenneth Branagh, Cillian Murphy, Tom Glynn-Carney, Jack Lowden, James d’Arcy, Harry Styles, Michael Fox, Aneurin Barnard. Duración: 106 minutos. Países: Reino Unido, Países Bajos, Francia y Estados Unidos.
Otras críticas
«No recuerdo ninguna otra película que haya mostrado de una forma tan rotunda que en una guerra nunca hay un lugar seguro» (Quim Casas, ‘El Periódico’). (+)
«Nolan alterna el horror y el suspense en tierra, mar y aire» (Carlos Boyero, ‘El País’). (+)
«Una de las mejores películas de un tipo que, eso sí es una verdad entera, no ha inventado el cine, pero que a día de hoy lo concibe y ejecuta como pocos» (Israel Arias, ‘Europa Press’). (+)
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