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El apartamento (1960)

Billy Wilder se inspiró en ‘Breve encuentro’ (David Lean, 1945) para escribir el guión de ‘El apartamento’. No era la primera vez que se fijaba en el melodrama de Lean, ya que podemos ver algunas referencias (bastante ácidas) en ‘La tentación vive arriba’ (1955). Esta vez, Wilder desarrolló la historia del personaje que alquila su apartamento a sus compañeros de oficina para que lo usen como picadero. A cambio, el contable Calvin Clifford Baxter (Jack Lemmon), el típico machaca de una compañía de seguros, recibe palmaditas en el hombro y, de vez en cuando, subidas de sueldo y posición. Pero su apartamento tiene tanto éxito que la situación empieza a agobiarlo: debe cuadrar agendas, comprar bebidas, hacer la limpieza y excusarse ante sus vecinos por las molestias causadas.

Bajo la apariencia de una comedia de enredos, Billy Wilder narra en ‘El apartamento’ la historia de dos personajes que atraviesan una depresión y la afrontan como pueden. Mientras Baxter se obliga a estar contento y feliz por mucho que lo pisoteen, y se dice a sí mismo que todos los sacrificios tendrán su debida recompensa, la ascensorista Fran Kubelik (Shirley MacLaine) vive en el pozo de la tristeza adonde le ha arrastrado Jeff D. Sheldrake (Fred MacMurray), que es el presidente de la compañía de seguros. Baxter se enamora de la señorita Kubelik sin saber que es la amante de Sheldrake, ni que ella es la chica a quien su jefe lleva al apartamento desde hace semanas.

Así que enredos sí, hay muchos; pero comedia, la justa y necesaria para que la película no sea ni una espiral de acontecimientos trágicos, ni una frivolidad. Un terreno ambiguo en el que muchos directores suelen naufragar, pero en el que Wilder se movía como pez en el agua. Por eso era tan bueno.

Víctimas y aprovechados

El film deja varias citas para la posteridad, casi todas en boca de la pobre Fran, como cuando Baxter le dice que su espejo está roto y ella responde: «Me gusta así. Refleja cómo me siento»; o como esa negrísima resignación con la que afronta las decepciones de Mr. Sheldrake: «No deberías ponerte rímel si sales con un hombre casado». Pero lo que más me gusta, porque creo que es el tema central de la película, es la referencia a «las víctimas y los aprovechados», que vendrían a ser los dos grandes grupos en los que se divide la sociedad. Baxter y Kubelik nacieron víctimas, y poco pueden hacer para cambiar de estado. Son los manipulados, los débiles. En cuestiones de amor, son de los que ponen una mejilla después de la otra. Y no es que Wilder se apiade de ellos, pero el director reconoce que recuperar la dignidad perdida y volver a creer en ti mismo requiere de algo más que optimismo.

El extraordinario Jack Lemmon encarna al servil C. C. Baxter con verosímil patetismo, mientras que Shirley MacLaine, aunque queda por debajo de su personaje, también hace un gran papel como chica en peligro permanente de suicidio (nota al pie: no me parece gratuita la larga escena en que el doctor Dreyfuss, interpretado magistralmente por Jack Kruschen, reanima a Kubelik tras una sobredosis de somníferos; creo que esos minutos le dan a la película el toque trágico tan perseguido por Wilder y evita cualquier asomo de liviandad). Por su parte, Fred MacMurray otorga a Mr. Sheldrake el despreciable carácter que necesita un hipócrita como él.

Ganadora de cinco Oscars (mejor película, dirección, guión original, diseño de producción y montaje) y nominada a otros cinco, ‘El apartamento’ fue la última película en blanco y negro premiada con el máximo galardón de la Academia de Hollywood hasta ‘The Artist’ (2011). El cine acababa de entrar en la década de los sesenta, y el color se imponía definitivamente. Pero peliculones como éste nunca pasarán de moda; estemos en el siglo que estemos, acabaremos de verlo con una sonrisa triste y una pizquita de orgullo.

CALIFICACIÓN
5 estrellas

Ficha técnica(+)

Dirección: Billy Wilder. Guión: Billy Wilder y I. A. L. Diamond. Reparto: Jack Lemmon, Shirley MacLaine, Fred MacMurray, Ray Walston, Jack Kruschen, David Lewis, Hope Holiday, Joan Shawlee, Naomi Stevens. Duración: 120 minutos. País: Estados Unidos.

Otras críticas

«No conozco ninguna película tan romántica, realista, soñadora, triste, mordaz, sensata, cabrona y bonita como esta» (Carlos Boyero, ‘El País’). (+)

«Una obra maestra, absoluta, redonda, total y definitiva» (Alberto Abuín, ‘Blog de Cine’). (+)

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