Cuando en 2010 se estrenó en cines ‘Gru: Mi villano favorito’, una notable película sobre un malote que liberaba sus sentimientos humanos tras acoger a tres adorables huérfanas, ya quedó claro que los Minions iban a tener mucho recorrido. Seres amarillos, unicelulares, presentes en la Tierra desde hace millones de años, los Minions tienen la histórica misión de ayudar a los personajes más malvados de cada época: desde el T-Rex en la era jurásica hasta el conde Drácula en la Edad Media. Si existieran de verdad, hoy podrían presentarse en la puerta del Parlamento Europeo, donde podrían escoger entre una gran variedad de hijos de puta.
Los Minions robaron unas cuantas escenas en la primera entrega de ‘Gru’ y unas cuantas más en la segunda, al estilo de la ardilla bellotera de ‘Ice Age’. La innata torpeza de estos seres, su divertido uso del lenguaje (una mezcla de varios idiomas balbucidos) y una inocencia que sólo puede calificarse de cuqui, los convirtieron primero en carne de merchandising y después en protagonistas de su propia película, una precuela de ‘Gru’ en la que se narra su épico viaje a través de los tiempos en busca del villano perfecto.
La duda era saber si los Minions estaban preparados para convertirse en cabezas de cartel. En base a las unidades vendidas de peluches, camisetas, tazas de café, paraguas y otros miles de productos customizados para la ocasión, la respuesta sólo puede ser afirmativa; igual que si tomamos como referencia las enormes recaudaciones de la taquilla mundial (400 millones de dólares en dos semanas) o la española (casi diez millones de euros en el mismo periodo). Pero si valoramos la película por sí misma y no por el ruido generado a su alrededor, la respuesta es bien distinta: ‘Los Minions’ es una aburrida concatenación de gags, un chiste trillado hasta perder toda su gracia que sólo satisfará a críos (muy) pequeños y (muy) poco exigentes.
Inacabables payasadas
Si los Minions funcionaban en ‘Gru’ era porque servían de complemento para una historia que tenía un ritmo dramático adecuado para los niños, con sus momentos divertidos, sus paréntesis entrañables y sus secuencias de acción. En ‘Los Minions’ el guión es terriblemente flojo y se agarra a unos agotadores números de slapstick que provocan la temprana saturación del público (también del infantil). Si al final te duele la mandíbula no es por haberte reído mucho sino por haber mantenido una sonrisa forzada ante las inacabables payasadas de estos diminutos esbirros.
Es innecesariamente cruel hacer comparaciones con cualquier producción de Pixar o Disney, incluso con la mayoría de DreamWorks, pues la gran diferencia respecto a ellas es que ‘Los Minions’ no tiene ningún mensaje, ni implícito, ni explícito, ni para los mayores ni para los pequeños. Por eso creo que la franja de edad ideal para verla hay que situarla muy abajo, en el parvulario, cuando las cosas monas y cuquis todavía llaman la atención. Adultos sin hijos, no malgasten su tiempo, ya que ni siquiera es resultona o innovadora desde el punto de vista visual. Con ver el prólogo, que es lo más destacado y ya sale en el tráiler, suficiente.
No quiero que se entienda que mi crítica negativa a ‘Los Minions’ viene por su marcado carácter infantil(oide). He disfrutado como adulto de muchas películas para niños, y en este blog podéis encontrar unas cuantas (por ejemplo: ‘Ponyo en el acantilado’, que reivindica precisamente su infantilidad y lo hace de manera soberbia). Pero prefiero las propuestas que tratan a los niños como los seres inteligentes que son. El porrazo, la caída, el estropicio, son ingredientes jugosos para cualquier comedia, pero su abuso provoca digestiones pesadas.
Ficha técnica (+)
Título original: ‘Minions’. Dirección: Kyle Balda y Pierre Coffin. Guión: Bryan Lynch. Voces originales: Sandra Bullock, Steve Carell, Jon Hamm, Katy Mixon, Pierre Coffin, Michael Keaton, Allison Janney, Steve Coogan, Hiroyuki Sanada, Jennifer Saunders. Voces españolas: Alexandra Jiménez y Quim Gutiérrez. Duración: 91 minutos. País: Estados Unidos.
Otras críticas
“Los Minions se ponen plastas y llegan a levantar dolor de cabeza a pesar de que sigan siendo tan monos como siempre” (Javier Zurro, ‘El Confidencial’). (+)
“Es cierto que no estamos ante la ambición del mejor Pixar, pero sí ante una manera de entender la comedia animada que suministra placer a granel…” (Jordi Costa, ‘El País’). (+)